Principales conclusiones:

Con seis países de América Latina celebrando elecciones generales en 2024 y las elecciones presidenciales de Estados Unidos en ciernes, es probable que los resultados influyan en el comercio, la inversión y la estabilidad económica de América Latina.
A pesar de la incertidumbre política, América Latina ofrece numerosas oportunidades para las empresas. La resiliencia de la región, su proximidad geográfica a Estados Unidos y su creciente clase media la convierten en un mercado atractivo para la inversión.
Los principales retos a los que se enfrenta América Latina son la polarización política y la desaceleración económica. Superar estos retos será crucial para el futuro crecimiento y prosperidad de la región.

El mundo está experimentando un enorme cambio geopolítico. En 2024 se celebrarán numerosas elecciones en todos los continentes. Solo en América Latina, seis países celebrarán (o han celebrado) elecciones generales: El Salvador, Panamá, República Dominicana, México, Venezuela y Uruguay, que influirán en el entorno empresarial latinoamericano.

Estados Unidos también celebrará elecciones generales el 5 de noviembre. La conectividad entre América del Norte y América Latina significa que los resultados de estas elecciones podrían tener un impacto significativo en la seguridad y la economía de los países latinoamericanos. El comercio de servicios entre EE.UU. y América Latina (exportaciones e importaciones) ascendió a 100.000 millones de dólares sólo en el primer semestre de 2023. Esto representa un aumento del 19% con respecto al mismo periodo del año anterior, lo que demuestra la creciente conectividad de las Américas.

Los resultados de estas elecciones pueden cambiar radicalmente en los próximos años. Veamos cómo pueden influir en el panorama empresarial de América Latina y qué oportunidades nos depara el futuro.

¿Cómo afectarán las elecciones a América Latina?

América Latina es una región extremadamente resiliente. Está acostumbrada a adaptarse a cambios drásticos de regímenes políticos, tensiones económicas y desastres naturales. Aunque la reacción lógica de los posibles inversores extranjeros ante los cambios generalizados puede ser la preocupación o la vacilación, creo que hay muchas razones para ser optimistas en lo que respecta al panorama empresarial.

Panamá, como mercado global clave en LATAM, es un buen ejemplo de ello. Su situación geográfica central, el acceso al canal y su economía dolarizada lo convierten en un destino atractivo para los inversores extranjeros. José Raúl Mulino, el nuevo presidente de Panamá que tomó posesión este año, se presentó con una plataforma proempresarial centrada en impulsar el turismo y mejorar las infraestructuras. Recientemente mantuve una conversación sobre este tema con Julio Cruz, socio director de RSM en Panamá. Julio señaló que la nueva administración ha nombrado un número récord de miembros independientes y personas del sector privado tanto en el gabinete como en el senado, lo que indica un compromiso con la incorporación de nuevas perspectivas en la política y se espera que inspire el progreso continuo y la innovación.

Estados Unidos es el mayor inversor en la región y el socio comercial más importante de muchos mercados latinoamericanos. No creo que esta dependencia y conectividad corra el riesgo de cambiar drásticamente en un ciclo electoral, pero sí creo que hay ciertos aspectos de las elecciones estadounidenses que tendrán un impacto más significativo en América Latina.
La primera sería la política de inmigración. El mercado laboral estadounidense sufre una importante escasez de mano de obra, y depende de la inmigración para ayudar a cubrir esas carencias. Sin esta mano de obra, la cadena de suministro y los costos podrían seguir aumentando en Estados Unidos.

Pero Estados Unidos no se beneficia sólo de esto; las economías latinoamericanas también dependen de este intercambio de mano de obra. Un gran porcentaje de los millones de inmigrantes latinoamericanos (tanto documentados como indocumentados) que trabajan en EE.UU. envían remesas a su país de origen. Las remesas representan alrededor del 5% del PIB de América Latina y el Caribe. En muchos casos, esas remesas suponen más del 20% del PIB del país de origen. En caso de que una administración tome medidas enérgicas contra la inmigración y cierre las fronteras, podría tener un impacto negativo en ambas partes, aumentando los costos en EE.UU. debido a la menor producción por la pérdida de mano de obra, y disminuyendo las remesas de las que dependen muchas economías latinoamericanas.

El segundo factor crítico de las elecciones estadounidenses que afectaría a América Latina sería cualquier política relativa a China. Si EE.UU. se desmarca de China, podría obligar a los principales socios comerciales de América Latina a adaptarse a esta situación. No es probable que EE.UU. apruebe las importaciones de productos chinos fabricados en los mercados de LATAM. Si esto ocurriera, los mercados con una fuerte inversión de China, como México y Brasil, soportarían la carga del ajuste.

Planificar a largo plazo con incertidumbre política

Aunque la incertidumbre es naturalmente parte de los ciclos electorales, no siempre tiene un impacto negativo. En México, por ejemplo, tras la victoria de Claudia Sheinbaum, la administración anunció una oleada de nuevos miembros del gabinete y planes políticos que han generado una sensación de optimismo. Las empresas del mercado medio deben trabajar con asesores locales bien informados que entiendan la evolución de la política para asegurarse de que están aprovechando los nuevos incentivos, al tiempo que cumplen con la normativa.

La conectividad, la alineación cultural y la proximidad geográfica de muchos mercados latinoamericanos también facilitan a las empresas del mercado medio "regionalizar" su estrategia para minimizar el riesgo de interrupción en medio de cambios políticos. Por ejemplo, muchas empresas del mercado medio establecen oficinas regionales de ventas en mercados como Centroamérica, donde los países están separados por apenas unas horas de coche. Aprovechar el idioma común, las industrias comunes y los hábitos de consumo da a América Latina una ventaja sobre otros mercados como Europa, donde la proximidad existe, pero las diferencias culturales plantean más retos.

Los mayores retos de América Latina para 2024

Uno de los mayores retos que afectan a la confianza y la inversión mundiales en América Latina es la polarización política que se está produciendo en muchos de los principales mercados de la región, como Argentina, Colombia y Perú. Esta contención suele desencadenar protestas y disturbios civiles que pueden perturbar importantes industrias. En muchos casos, los cambios de régimen representan enormes cambios en la política: cada ciclo, nuevos presidentes del extremo opuesto del espectro político asumen el poder y pasan sus primeros años deshaciendo las políticas de las administraciones anteriores. Luego, al año siguiente, aplican sus propias políticas y, para cuando se produce el siguiente ciclo electoral, los regímenes vuelven a cambiar drásticamente y en realidad se avanza muy poco. Se producen oscilaciones drásticas del péndulo que deben estabilizarse en algún punto intermedio.

Otro reto importante este año es la ralentización del crecimiento económico. Con varios países en recesión y otros con problemas de liquidez, la mayoría de las administraciones deberían centrarse en la disciplina fiscal. Lo positivo en este caso es que esto significa también hacer hincapié en atraer el crecimiento y la inversión. La región debe centrarse en el progreso y el desarrollo, encontrar un punto medio político en medio de la polarización y atraer la inversión extranjera.

Los resquicios de esperanza: El futuro de oportunidades de América Latina

Creo que, a pesar de los retos y la incertidumbre, la región latinoamericana está preparada para beneficiarse significativamente de la inversión de las empresas del mercado medio que buscan diversificar su cadena de suministro. Independientemente del resultado de las elecciones estadounidenses de 2024, las empresas globales siguen teniendo muchas oportunidades en la región gracias a su mano de obra joven y cualificada, sus beneficiosos acuerdos comerciales y su proximidad geográfica. La innovación y la productividad son dos factores que serán fundamentales para el éxito de las empresas. Las organizaciones que tengan una cultura de innovación, agilidad y eficiencia, estarán en la mejor posición para cosechar los beneficios que esta región puede ofrecer.

Además, dado que el dólar estadounidense cotiza en su posición más fuerte en una década, América Latina tiene varios mercados, entre ellos Panamá, Ecuador y El Salvador, que utilizan la divisa estadounidense, lo que también representa una oportunidad única. Es posible que algunas empresas del mercado medio no dispongan de sofisticadas estrategias de cobertura de divisas y, por lo tanto, buscar una economía dolarizada en Latinoamérica siempre ofrecerá una ventaja.

La región latinoamericana tiene mucho por delante en los próximos años, su población  resiliente superará las pruebas que se avecinan, como siempre lo hace. Aunque no cabe duda de que se vislumbran algunos retos, la región está preparada para el crecimiento y las grandes oportunidades.