Publicado en Sostenibles

 

Nuestro socio de ESG y sostenibilidad, Carlos Cerdán, y nuestra consultora de ESG y sostenibilidad, María José Abarca, nos hablan en este interesante artículo sobre como la sostenibilidad es fundamental para el desarrollo empresarial y sobre las nuevas normativas de sostenibilidad que van a entrar en vigor este año y como deben actuar las empresas ante estos cambios. 

 

Las claves para integrar las nuevas normativas de sostenibilidad

 

El 2025, sin duda, marcará un punto de inflexión: con la entrada en vigor de nuevas normativas, en especial la Corporate Sustainability Reporting Directive (CSRD) en Europa, las empresas no sólo deberán preparar un informe para reportar una “foto” de su desempeño en sostenibilidad, sino que deberán presentar un “video” con un enfoque prospectivo donde deberán demostrar la integración de la sostenibilidad mediante políticas, objetivos e indicadores de gestión verificables.

 

En este contexto, estaremos pendiente a las noticias que vienen desde Bruselas con la aprobación final de la Ley Ómnibus con la que la Unión Europea busca simplificar las normativas relacionadas con la sostenibilidad en un 25 % para las grandes empresas y un 35 % para PYMES. De todos modos, independientemente del contenido final de la ley, lo que está claro es que esta inercia no se para. Aunque sea en versión más simplificada de la CSRD, las organizaciones, ya sea para cumplir con la norma o porque consideran la sostenibilidad como un elemento de competitividad en la mejora de la gestión empresarial, deberán afrontar el cambio. Cada uno con la velocidad y la exigencia que sus grupos de interés le requiera.

 

¿Qué implica estos cambios para las empresas?

 

La llegada de la CSRD marca un cambio significativo en términos de alcance y exigencia. Esta directiva amplía el número de empresas obligadas a reportar y establece criterios más estrictos que garantizan mayor transparencia y uniformidad en la presentación de información. Además, introduce estándares detallados que buscan asegurar la calidad y comparabilidad de los informes.

 

Un elemento clave de la CSRD es el principio de doble materialidad, que obliga a las empresas a evaluar tanto el impacto de los factores ESG en su desempeño financiero como el impacto de sus actividades en la sociedad y el medioambiente. También refuerza los requisitos de verificación, exigiendo auditorías externas para garantizar la confiabilidad de los datos.

 

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