Es nuestra intención abordar el tema en tres planos diferentes:
- ESG: ¿De qué estamos hablando?
- ¿En qué está el mundo en esta materia?
- ¿En qué está nuestro país (Uruguay)?
ESG: ¿De qué estamos hablando?
La sigla está definida por sus componentes en inglés: Enviromental, Social, and Governance (ESG).
El término refiere a una amplia gama de consideraciones cualitativas y cuantitativas relacionadas con el carácter de sustentabilidad de un emisor de información.
La preocupación por los aspectos no financieros de las entidades emisoras de información tiene una historia larga. Como antecedentes de ESG, vale reconocer los informes de RSE (Responsabilidad Social Empresarial) que tuvo su auge a partir de la década de 1980. Mas acá en el tiempo, y con una perspectiva más amplia, hemos oído hablar de SUSTENTABILIDAD, que tenía por objeto analizar el equilibrio empresarial en un contexto social, económico y medioambiental.
Hoy, y ESG mediante, la preocupación de la comunidad parece ser mucho más amplia, repasemos breve y no taxativamente, aquellos conceptos más relevantes incluidos en cada categoría:
Enviromental (Ambiental): cambio climático (emisiones de carbono), recursos naturales (conservación de aguas y tierras), contaminación y desechos (desechos tóxicos y materiales reciclables).
Social: capital humano (desarrollo, salud y seguridad), responsabilidad de los fabricantes (seguridad y calidad de los productos), salud y riesgo para los usuarios, grupos de Interés (responsabilidad de proveedores y clientes), Responsabilidad Social (acceso a la salud, a la educación).
Governance (Gobernanza): gobierno orporativo (política de diversidad, igualdad de derechos de género), Responsabilidad Empresarial (ética empresarial, políticas anticorrupción, responsabilidad fiscal, transparencia).
¿Qué hay atrás de esto? Las motivaciones son diversas y responden a intereses variados.
Podríamos citar en primer término que la principal motivación es la responsabilidad: preocupación por temas ambientales, trasladar valores a la comunidad, cumplir con regulaciones. También existen motivaciones económicas que apuntan a la reducción de costos operativos y contingencias. Y, por supuesto, no debemos descartar aspectos de imagen corporativa: posicionar a la empresa en un ámbito de liderazgo, mantener clientes y atraer nuevos, etc. El factor competitivo juega un papel fundamental.
Pero el tema enfrenta algunas dificultades en su implementación. Generar información supone a su vez desarrollar indicadores de medición y parámetros de calificación (y más difícil aún, si la información es no financiera). Los grupos de interés son importantes y sus intereses más aún.
¿En qué está el mundo en esta materia?
Como sucede en otros ámbitos, hay una diferencia importante entre el mundo desarrollado y el mundo en desarrollo.
Como ejemplo, en marzo del pasado año, la SEC (US Securities and Exchange Comission) reglamentó que las empresas registradas deben incluir informaciones relacionadas con el clima y sus riesgos asociados que tengan impacto material en su negocio, resultados de ello y revelaciones en sus estados financieros auditados.
Con anterioridad a esto, el Parlamento Europeo reglamentó el concepto de inversión sostenible e impone reglas que implican a nivel de ESG como se tuvieron en cuenta sus procesos de toma de decisiones sobre inversiones, así como los productos financieros que se derivan de ellos. La regla abarca tanto a las entidades que participan del mercado de capitales, como a sus asesores financieros.
Más recientemente, en junio pasado, el ISSB (Consejo Internacional de Estándares de Sostenibilidad) propuso sus dos primeras normas de sostenibilidad: NIIF S1-Requisitos generales para la divulgación de información financiera relacionada con la sostenibilidad, y NIIF S2-Divulgaciones relacionadas con el clima.
Sin perjuicio de lo anterior, en Estados Unidos y Canadá, las empresas de grande y mediano porte incluyen mayoritariamente revelaciones sobre sus estrategias de sostenibilidad a nivel de su información. Y lo mismo sucede en mercados desarrollados de Asia como pueden ser Singapur, Hong Kong o Japón.
¿En qué está nuestro país (Uruguay)?
El avance parece escaso.
Uruguay ha buscado posicionarse como un país sostenible, resaltando el cumplimiento como país de factores ESG, a efectos de la emisión de deuda soberana.
¿Pero que sucede a nivel del ámbito privado o del estatal-empresarial (empresas públicas o empresas de derecho privado y propiedad estatal)?
¿Qué existe en materia de regulación al respecto?
Existen solo esfuerzos aislados y escasamente coordinados.
Se ha conformado un Observatorio de Sostenibilidad que básicamente recoge e intercambia información, tanto nacional como internacional. Participan del mismo algunos ministerios, el Banco Central del Uruguay, algunas cámaras empresariales y la Universidad de la República.
Sin perjuicio de todo ello, a la fecha, no existe regulación que obligue a entidades del ámbito público o privado a emitir y revelar información de “carácter ESG”.
Entendemos que para que haya un avance significativo debería existir:
- Regulación que obligue a las empresas, en función de su actividad y su tamaño a emitir información con carácter ESG.
- Incentivos fiscales para ello (exoneraciones parciales, tasas de interés subsidiadas)
- Obligación de emitir información ESG para las entidades del dominio industrial y comercial del Estado.
- Restricciones a nivel de proveedores del estado, en función de su naturaleza, actividad y tamaño, de cumplir con estándares ESG.
Fuentes consultadas:
Marco Carlizzi, RSM Italia
Paola Piña , RSM Chile
RSM International