La industria maquiladora de México ofrece a los expertos en nearshoring un vehículo atractivo para establecer sus plantas manufactureras, pero no es una solución rápida, ni es todo lo que el país tiene para ofrecer. Las empresas deben considerar todas sus opciones.
La nueva fábrica de Tesla ha puesto el foco en México como centro de manufactura. Es, dice el experto en fabricación de automóviles Sandy Munro, "un movimiento genial" que podría desbloquear la clave para hacer un modelo más asequible. Pero aunque el movimiento puede ser inteligente para Tesla, le falta al menos una cosa: originalidad.
De hecho, el camino a México está bien transitado por el sector manufacturero. El país ha buscado durante mucho tiempo capitalizar su proximidad al mercado estadounidense para ofrecer a las empresas internacionales una base con sueldos competitivos, programas y un ecosistema amigable para el comercio global. Los desafíos recientes con las disputas comerciales y la disrupción en la cadena de suministro que afectan las operaciones subcontratadas chinas han servido para acelerar esa tendencia.
Como evidencia, solo hay que mirar las maquiladoras (o maquilas): plantas manufactureras de propiedad extranjera, en gran parte libres de impuestos aduanales y aranceles que se encuentran en todo México, que datan de hace más de medio siglo. El Programa de Industrialización Fronteriza (BIP, por sus siglas en inglés) que comenzó en 1965 redujo los aranceles sobre maquinaria, equipos y materias primas para permitir que las empresas extranjeras utilizaran fábricas para importar materias primas y exportar bienes a un precio más bajo.
Ha sido un pilar clave en los esfuerzos del país para atraer inversión extranjera desde entonces. A mediados de la década de 1980, las maquilas eran la mayor fuente de divisas del país, por arriba del turismo. Una década después ya eran la industria más grande de México después del petróleo. En 2021, representaron el 58 % del PIB manufacturero de México y la mayoría de sus exportaciones manufactureras y casi la mitad (48%) de los empleos en el sector industrial.
De la teoría a la práctica
Si bien es un concepto antiguo, la maquila ha cobrado nueva vida en los últimos años. Las disputas comerciales con China y, más recientemente, los problemas logísticos que siguieron a la pandemia han hecho que muchos revisen su estrategia de subcontratación. Particularmente para las empresas estadounidenses, México ofrece una atractiva alternativa de nearshoring.
Una empresa que fabrica equipos para el sector de transporte asesorada por el equipo de expertos cross-border de RSM es un buen ejemplo. Beneficiándose del incremento en la demanda de tráfico posterior a la pandemia, el fabricante buscó aumentar su capacidad. Sin embargo, al analizar los costos y el tiempo necesario para expandir su base china, la empresa se dio cuenta de que México, donde ya contaba con una planta, ofrecía una alternativa más atractiva.
Al considerar los costos de envío y los tiempos de entrega, se dieron cuenta de que expandirse a México podría generar ahorros sustanciales. En total, para un proyecto que incrementa la producción en alrededor de $100 millones de dólares al año, la elección de México en lugar de China resultó en ahorros estimados de entre $5 y $8 millones. Gran parte de los ahorros provinieron de menores costos de logística al enviar productos y materiales entre China, EE. UU. y México.
Es solo uno de muchos casos de este tipo, con empresas de todos los sectores industriales beneficiándose al mudarse a México, aunque las empresas automotrices y los fabricantes de productos electrónicos son probablemente los más comunes.
Cuando comenzaron hace muchos años, las maquiladoras eran operaciones generalmente intensivas en mano de obra que no requerían necesariamente de mano de obra calificada, pero eso ha evolucionado. Hoy en día existen maquiladoras que fabrican desde trenes de aterrizaje para la industria aeroespacial hasta microchips e instrumentos médicos que requieren procesos de fabricación muy sofisticados.
Asumiendo los desafíos
Sin embargo, incluso el ejemplo anterior no estuvo exento de desafíos. La empresa requirió un apoyo significativo en la reorganización de su estructura legal, estrategia fiscal y gestión de la cadena de suministro para que funcionara.
Para otros, como el caso reciente de un fabricante de productos de caucho, el proceso es aún más desafiante. La empresa ya contaba con una planta manufacturera en el país y planeaba convertirla en una maquila.