Publicado en Cinco Días 

Mucho se está hablando durante las últimas semanas sobre amnistía. Su etimología procede del griego “amnestia” y significa “amnesia” u “olvido”. Se trata, sin duda, de una materia muy polémica, por cuanto quienes se muestran hoy partidarios de ella, olvidaron reflejarla en su programa electoral. O quizá es que ahora sufren de amnesia respecto de la posición que mantuvieron no hace demasiado.


Más allá de estas breves líneas introductorias no pretendo polemizar descendiendo al terreno político, sino simplemente reflexionar sobre algunos principios básicos que supuestamente inspiran el derecho penal. Ya hemos visto que amnistía significa olvidar, perdonar, cancelar, borrar un delito. En nuestro ordenamiento jurídico, se ha empleado esta institución para subsanar la represión de derechos y libertades proscritas durante la etapa franquista, proclamando a la sociedad que tales hechos no son constitutivos de delito y que no debían de ser considerados como tales en una sociedad democrática.


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