Publicado en Legal Today

 

Lucía Carrau, directora de Innovación, aborda en este artículo la problemática de la sobrecarga informativa en la que vivimos en la actualidad, que nos impulsa a tomar decisiones apresuradas por el FOMO (Fear Of Missing Out), especialmente en lo que se refiere a la innovación tecnológica. En este sentido, Lucía reflexiona sobre la necesidad de las empresas a superar este miedo y tomar decisiones correctas actuando con serenidad, en vez de guiarse por impulsos. 

 

La velocidad de los cambios puede generar una sensación de urgencia y ansiedad

 

Vivimos en una era de sobrecarga informativa, con acceso ilimitado a contenidos, un flujo incesante de novedades tecnológicas y el constante bombardeo de aplicaciones disruptivas que prometen transformar la industria. Nos enfrentamos a un escenario donde la velocidad de los cambios puede generar una sensación de urgencia y ansiedad, y ello puede dar lugar a la toma de decisiones precipitadas que pongan en riesgo a la organización.

 

Stop.

 

Hemos asumido que no podemos seguir operando como hasta ahora. Sin embargo, la denominada «infoxicación» produce dos efectos principales: por un lado, el FOMO («fear of missing out») aplicado a la innovación, es decir, el temor irracional a perder oportunidades que otras organizaciones están implementando. Este FOMO se ve alimentado por titulares del sector legal, que anuncian la implementación de alguna solución innovadora, alguna integración de soluciones basadas en IA y alianzas entre despachos y empresas tecnológicas, generando la percepción de que estamos quedándonos atrás. Sin embargo, la cuestión clave no es si debemos subirnos a ese «tren de la innovación», sino si contamos con información y datos que justifiquen la necesidad de hacerlo o si, en realidad, nuestro destino debe ser otro.

 

Por otro lado, la obligación de ajustarse a un entorno normativo en constante evolución genera incertidumbre sobre cómo y por dónde comenzar para preservar la competitividad, dada la creciente carga y complejidad regulatoria.

 

En el contexto actual esto implica optimizar procesos y aumentar la eficiencia, integrando una estrategia innovadora que garantice el cumplimiento normativo de manera efectiva.

 

La respuesta debe surgir desde la serenidad y el análisis riguroso de nuestros procesos internos. Es fundamental comprender cómo operamos, qué estructura organizativa tenemos, marco normativo en el que opera nuestra empresa, qué herramientas utilizamos, cuáles son nuestras relaciones con terceros y, muy importante, cuáles son las expectativas de nuestros clientes. Solo así podremos tomar decisiones fundamentadas sobre nuestro rumbo.

 

Lee el artículo completo en LegalToday.