Entre el 11 y el 22 de noviembre de 2024, muchos de nosotros hemos puesto la mirada (y la esperanza) en la 29ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que se ha llevado a cabo en Bakú, Azerbaiyán. Este evento, que una vez más determinará el futuro climático y la forma en la que mitigaremos y nos adaptaremos al cambio climático, reúne a líderes mundiales, representantes de empresas, organizaciones y expertos para negociar y actualizar las medidas globales contra el cambio climático.
¿Qué temas se han discutido?
- Financiamiento Climático: Un tema central ha sido la transición hacia un nuevo objetivo colectivo de financiamiento climático. Se ha intentado redefinir la arquitectura de financiación multilateral, que resulta muy cara generando un incremento insostenible de la deuda y por fin se ha empezado a reconocer la necesidad de incrementar la financiación de manera exponencial. El financiamiento climático ha sido sin duda el tema estrella de la COP29 en Bakú.
- Actualización de Compromisos Nacionales: Se ha tratado cómo los países deberán revisar y fortalecer sus contribuciones determinadas nacionales (NDC por sus siglas en inglés), esenciales para limitar el calentamiento global a 1,5 °C acorde con la implementación del Acuerdo de París.
- Energías Renovables y Mercados de Carbono: Otro tema que se ha tocado son las políticas de compensación y el desarrollo de mercados de carbono. Estos han estado bajo escrutinio, buscando proteger ecosistemas críticos y garantizar que las medidas no perjudiquen a comunidades locales y países en desarrollo.
Participación y Controversias
Entre los asistentes han figurado delegados de países desarrollados y en desarrollo, aunque algunos actores clave como Rusia, China e India han optado por no participar, limitando el consenso. Además, el país anfitrión, Azerbaiyán, ha recibido críticas por excluir la eliminación progresiva de combustibles fósiles de la agenda, una demanda clave de sectores ambientalistas y de algunas delegaciones europeas.
Conclusiones y Acuerdos
- Incremento en la financiación climática: Se ha llegado a un acuerdo para un nuevo objetivo colectivo de financiamiento climático (NCQG por sus siglas en inglés), superando el antiguo compromiso de 100.000 millones de dólares anuales. Concretamente, se ha puesto sobre la mesa 1,3 billones de dólares para 2035 a través de fuentes públicas y privadas, donde los países desarrollados tendrán que aportar al menos 300.000 millones de dólares al año hasta 2035. Principalmente, aportes para proyectos de mitigación, adaptación y respuesta rápida ante desastres en países en desarrollo.
- Creación de un mercado global de créditos de carbono: En el acuerdo cerrado también se establecieron las reglas para un sistema internacional de comercio de créditos de carbono, el cual busca movilizar hasta 250.000 millones de dólares anuales para financiar proyectos de mitigación climática como reforestación y tecnologías limpias. Este mercado podría compensar hasta 5.000 millones de toneladas métricas de emisiones anuales.
- Reconocimiento de daños y pérdidas: Durante la COP29 se han reafirmado garantías para la plena puesta en funcionamiento del Fondo para Pérdidas y Daños, cuya creación fue acordada durante la COP27 en Egipto, que tiene como propósito proporcionar apoyo financiero a las naciones más vulnerables frente a los efectos adversos del cambio climático, como desastres naturales cada vez más intensos y frecuentes. Hasta ahora, los compromisos financieros destinados al Fondo para Pérdidas y Daños suman aproximadamente 730 millones de dólares. Según lo anunciado por la Presidencia de la COP29 en Azerbaiyán, estos avances permitirán que el Fondo comience a financiar proyectos a partir del año 2025.
En resumen, la COP29 marcó pasos importantes en financiamiento y cooperación, pero dejó en evidencia la necesidad de acciones más ambiciosas para enfrentar la crisis climática de manera eficaz, como así señalaron algunas organizaciones y países, que consideran que los compromisos establecidos no son suficientes. La atención ahora se dirige a la COP30, que se celebrará en Belém, Brasil, con expectativas de un enfoque más decidido en la mitigación y adaptación al cambio climático.
Implicaciones para el futuro y la COP30
- Ampliación del fondo para pérdidas y daños: Se espera avanzar en mecanismos claros de compensación para los países afectados por el cambio climático, fortaleciendo las decisiones previas tomadas desde la COP27.
- Mayor cooperación en biodiversidad y ecosistemas: Dada la ubicación en la región amazónica, es probable que se discutan acuerdos relacionados con la conservación del Amazonas y su papel crucial en la mitigación climática.
- Implementación del mercado de créditos de carbono: Se debatirá cómo aplicar las reglas definidas en la COP29, garantizando la transparencia y la eficacia del sistema global.
- Revisión de metas nacionales: Los países podrían ser instados a presentar planes de acción más ambiciosos, ajustándose a la brecha de emisiones identificada para cumplir con el Acuerdo de París.
- Transición energética justa: Se espera un enfoque en la financiación para acelerar la transición hacia energías renovables en economías emergentes y en desarrollo, con especial atención a la justicia social.
Desde RSM estaremos atentos a los futuros acontecimientos. En Europa y España estamos (ya) asistiendo a numerosas normativas en la materia. La transición hacia modelos descarbonizados brinda oportunidades desde diferentes ópticas alineadas totalmente con el desempeño financiero. Acceso a financiación, atracción y fidelización del talento y prescripción de marca son los más relevantes.
Seguiremos de cerca los acuerdos y las normativas que nos aplicarán próximamente con el objetivo de formar parte del cambio y asesorar de la mejor manera a nuestros clientes.
Autores: Carlos Cerdán, Socios de ESG y Sostenibilidad y Albert Parés, consultor de ESG y Sostenibilidad.