Publicado en Cinco Días

 

El auge del trabajo remoto plantea nuevos retos fiscales para las empresas, particularmente en la correcta aplicación de los precios de transferencia. Este modelo laboral, cada vez más común, puede generar dudas sobre dónde se crea valor y cómo se debe remunerar, especialmente cuando los empleados trabajan desde diferentes países.  Jaime López,  socio del área de Fiscal, nos explica en este interesante artículo cuáles son los desafíos en materia de precios de transferencia del trabajo remoto.


Desafíos en materia de precios de transferencia del trabajo remoto

 

En los últimos años, las empresas internacionales han apostado por la contratación de talento procedente de fuera de sus territorios para dar respuesta a la escasez de profesionales, a la globalización y al cambio de actitud hacia la conciliación laboral. Esta tendencia ha llevado al aumento de los contratos de trabajo remoto, lo que ha provoca potenciales impactos en los precios de transferencia.

 

El régimen fiscal de operaciones vinculadas, o precios de transferencia, regula los valores declarados en operaciones realizadas entre entidades que la norma considera que están vinculadas. Dentro del concepto de entidades vinculadas se incluirían, por ejemplo, las que pertenecen al mismo grupo mercantil, las que ostentan una participación significativa en otras entidades, una entidad y sus socios o partícipes, entre otros casos. El valor declarado en las operaciones vinculadas puede tener un impacto significativo en la fiscalidad de las entidades.

 

Dificultad para las empresas a la hora de encontrar talento

 

Como hemos comentado, la escasez de profesionales cualificados hace cada vez sea más difícil para las empresas encontrar talento. Además, el aumento de la globalización y la mejora de la infraestructura de comunicación han permitido a los empleadores contratar a personas de cualquier parte del mundo. Asimismo, la pandemia de Covid-19 demostró que los empleados pueden trabajar en remoto con éxito, lo que propició un cambio en la dinámica laboral. El teletrabajo se ha vuelto más frecuente y, tanto empresas como empleados, se han beneficiado de este cambio.

 

Como resultado, las empresas han centrado sus estrategias de reclutamiento en contratar a personas que posean el conjunto de habilidades necesarias, independientemente de su ubicación lo que está permitiendo que los empleados existentes se reubiquen como mejor les parezca. Aunque esto se ha logrado con bastante éxito desde el punto de vista de la contratación laboral, a menudo se pasan por alto las implicaciones de este tipo de trabajo a distancia en otras facetas, como el ámbito fiscal. Así, por ejemplo, este nuevo modelo de trabajo presenta importantes desafíos en materia de precios de transferencia, particularmente para determinar dónde se crea valor y cómo debe remunerarse.

 

Aspectos más críticos 

 

Uno de los aspectos más críticos de los precios de transferencia es identificar con precisión dónde se crea valor dentro de la cadena de valor de una empresa. El teletrabajo lo complica, ya que los empleados pueden operar desde países diferentes a la ubicación principales de su empresa o, en algunos casos, incluso donde esta podría no tener presencia. Por ejemplo, si un CEO trabaja desde el país B mientras la empresa tiene su sede en el país A, se plantean preguntas complejas sobre dónde se debe atribuir el valor económico generado por la actividad desarrollada por el CEO.

 

Otro ejemplo es cuando varios ejecutivos clave trabajan desde diferentes países y cada uno realiza actividades de valor significativas. A medida que el trabajo a distancia se generaliza, las autoridades fiscales están prestando más atención a los acuerdos de precios de transferencia para garantizar que cumplan con las regulaciones fiscales internacionales. Con el nivel de información y datos que las autoridades fiscales tienen a mano desde el punto de vista de la imposición, vía retenciones, sobre los salarios, el impuesto sobre la renta de las personas físicas y la seguridad social es probable que la identificación de los posibles riesgos fiscales del trabajo a distancia aumente en un futuro próximo.